Históricamente

Entendemos que de todas las sublevaciones de la población, contra el dominio español, denominadas de los Comuneros, la que ocurrió en el Valle de Salsacate, ahora Traslasierra, Departamento Pocho, de la provincia de Córdoba, ha sido la más importante no solamente de la Argentina, también de América, pues anterior a la independencia de los Estados Unidos y a la Revolución Francesa logró, aunque haya sido por un corto período, doblegar la voluntad colonialista mediante un documento jurídico. Ese Acuerdo, llamado el Pacto de los Chañares, ha sido único en la América Hispánica y fue anterior a las Revoluciones de Tupac Amarú y de Nueva Granada.

Esta Revolución del Común, que fuera reconocido por la Legislatura de la Provincia de Córdoba, ocurrió 36 años con anterioridad a la Revolución de Mayo y si bien no existe constancia de ello, quizás su noticia ha sido parte de ese fermento.

Bibliotecas Rurales Argentinas, desde hace unos años, se encuentra presente en las conmemoraciones de esa sublevación y la ha difundido por diferentes medios, exaltando la modestia de los medios con que contaban los 200 sublevados que marcharon sobre la ciudad de Córdoba, en contraposición con los que contaban los comerciantes e intelectuales que conformaron el pueblo, que dio lugar a nuestra Revolución de Mayo.

Para relatarla, daremos paso al relato del prestigioso historiados Víctor Barrionuevo Imposti, quien en el Tomo I, de su Historia del Valle de Traslasierra, editado por la Universidad de Córdoba, conservando la grafía original, nos ilustraba:

“A principios de 1774 un grupo de moradores del valle de Traslasierra, harto de los abusos de sus mandones, se sublevaron bajo la sugestiva denominación de “El Común”, contra las autoridades constituidas.
Por decreto del 14 de abril se designó Comisionado para pacificar a los revoltosos, al Maestre de Campo General de la Plaza, don Juan Tiburcio Ordóñez, Alcalde la Santa Hermandad, y se solicitó la cooperación del cabildo para asegurar el éxito de la empresa.
Las gestiones del pacificador tropezaron con las indeclinables reclamaciones de los sublevados, presentadas como única condición de paz. El comisionado tuvo que ceder, y aquellas exigencias quedaron estipuladas en un notable documento: pacto que guarda extraordinaria analogía con el similar de la famosa revolución de Nueva Granada, al cual le precedió en más de siete años.
En un informe remitido posteriormente al Cabildo, Ordóñez explica así su proceder: “Después de varias conferencias que he tenido conlosque avoz de común tenían infestado el Valle de tras la sierra, y considerándome sin las necesarias facultades para ocurrir al exterminio desus bullicios, con el mas vivo y ponto y eficaz remedio, que por sus circunstancias exigían, me vi enla precisión de adherir asus pretensiones, en los términos que ministra el adjunto testimonio, haviendo logrado antes el apartarlos de la loca themeridad con que intentavan que se les quitase el Estanco de tabacos, la Sissa y Alcavala, o que se les pagase sueldo siempre que tomasen las armas en servicio del Rey, y en defensa de las Fronteras que acostumbraban auxiliar.”
Las condiciones establecidas por lo Comuneros comprendían ocho puntos, a cada uno de los cuales el comisionado tuvo que acceder; acordado lo cual, el pacto fue suscripto en Los Chañares el 28 de abril de 1774.
“Los puntos que pide este Común- comenzaba diciendo el petitorio –son los siguientes: Primer punto es que salgan el Mre de Campo Don. Jph. de Isasa y Don Tordesillas desterrados con familias y bienes fuera de la jurisdicción con el limitado término de un mes que se contara desde el dia veinte y ocho de Abril de este presente año de setenta y quatro y pasado dicho Término ´les peligra la vida “
Acaso el tal Maestre de Campo José de Issasa haya cometido abusos valiéndose de las facultades que le otorgaba esa graduación militar, vista con muy poca simpatía por la gente del pueblo. Por eso se añadía el siguiente: “Tercer Punto: que no conbiene qe aiga Mre de Campo en heste valle.” Y más adelante, en el séptimo punto “piden los soldados las armas que tienen pagadas al Mre. De campo Dn Jph. de Isasa qe resivió su importe en plata y Cavallos.”
En la cláusula segunda de aquel notable pacto, los sublevados habían desplegado su mayor audacia al establecer: “Segundo punto es que no hade gobernar en este valle ningún hombre europeo” En otros de los puntos los insurrectos pretendían, a semejanza de Nueva Granada, que la nombradía de los Capitanes quede a la disposición del sargento maior actual Dn Basilio Quevedo para quitar y poner otros al gusto de su gente “
Estas y otras exigencias terminaban con el “Octavo punto es que piden el común el perdón General y seguro para qe. No selos culpe a ninguno ni haga cargo en ninguno ni haga cargo en ningún tiempo haver levantado este Común y qede vos publica lo levantó el Mre de Campo Dn Jph.de Isasa como consta por los señores Vicarios=Común”.
Como se ve, la multitud atribuye la causa de su sublevación a la actuación del tal Isasa, y por eso propone una amnistía que los exima de toda responsabilidad ulterior. El cabildo de Córdoba por su parte, le supuso al alzamiento otras causas. En realidad los móviles del suceso pueden inducirse de las exigencias propuestas.
El pacto de Ordoñez celebró “ como único medio para restablecer por prompto remedio la paz y sosiego de los que la havían corrompido”, fue desaprobado por el Cabildo de Córdoba, pues en su opinión aquellos ocho puntos contenían “cada qual asumpto de la maior gravedad en que los que son delinquentes del atroz delito desublevados ponen ley para berificar los fines dedicho tumulto; pues todos los sobredichos capítulos conducen a inhibirse de los superiores; y de los oficiales militares; y justicias ordinarias conel pernicioso exemplar dequelos demas Partidos de la jurisdicción subciten los mesmos tumultos, para la consecución de los propios tratados” La última palabra quedó para el gobernador de Armas, a cuya prudencia los cabildantes insinuaban entre otras cosas, que “no se innobe en estos asumptos”.
No conocemos el desenlace, que acaso haya sido trágico. Pero de todos modos el Valle de Traslasierra, adelantándose en varios años a la memorable sublevación del Socorro con reclamaciones semejantes, venía a inquietar a la omnipotencia realista y a verter anhelos americanos que quedarían latentes en las conciencias para contribuir en su oportunidad a perfilar los propósitos definidos de la soberanía popular.
Pero nos place evocar aquella memorable sentencia surgida de la multitud Paraguaya en una de sus famosas rebeliones: “Señor Previsor: ¿que quiere decir vox pupuli vox Dei?. Usted respondera lo que quisiere; pero sepa que ése es el comun.
He aquí de cómo en este secreto rincón de América la voz del Común levantó su protesta presintiendo_ como un vaticinio __ el derecho inalieanable de los pueblos“

Ampliando estos antecedentes históricos, debemos relatar los sucesos que posteriormente acaecieron a aquellos sublevados, al dejar sin efecto el Cabildo de Córdoba aquel Pacto de los Chañares. Los insurrectos se sintieron traicionados y bajo el mando de Basilio Quevedo, nuestro prócer, doscientos campesinos marcharon sobre la ciudad de Córdoba, atravesando las Altas Cumbres para presentar su queja ante el Cabildo, armados solamente con lanzas, chuzas y boleadoras. Los habitantes de dicha ciudad se alarmaron y se prepararon para la defensa y los viajeros fueron detenidos mucho antes de llegar, nuevamente con engaños, se los dividió y dieciséis de ellos, los cabecillas más importantes, engrillados y llevados detenidos a la ciudad donde sufrieron el tormento de largos años de prisión en terribles condiciones.

En conclusión la rebelión fue vencida y las condiciones de los habitantes de aquella región se tornaron peores, debiendo soportar toda clase de agravios. Aún ahora es una de las más pobres regiones de la provincia de Córdoba y sus pobladores, salvo excepciones, ya no poseen la garra de aquellos rebeldes y viven alejados de los adelantos de la civilización, en cuanto a salud y mejoras sociales. Actualmente las empresas agrarias explotan los campos de tal modo que los pozos de agua de los vecinos ya no pueden ser utilizados, por el descenso de las napas; sin contar con el desmedido precio de los artículos de consumo masivo, sin que los interesados luchen por sus derechos formando cooperativas de consumidores u otro tipo de uniones para vivir mejor. Ahora hay democracia y los mandones de antes, adoptan otras formas, pero la población sigue sojuzgada de uno y otro modo. Pero esto no es privativo de esa región, por el contrario se multiplica en miles de lugares de nuestro territorio.